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Rico al instante, los peligros del directo

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Quiero que no se use la televisión para hacer que los adolescentes estén llamando por teléfono, hagan llamadas para votar a concursos de no se qué porque nos están sangrando a los padres y a las madres el dinero.

Estas palabras las pronunció anoche una señora en Rico al instante, el programa que estrenó Antena 3 (minuto 4:08 del vídeo). El programa visitaba por sorpresa a cinco seleccionados de entre todos los mensajes recibidos durante la semana. Los seleccionados tenían la posibilidad de ganar 500.000 euros, pero aquí pincharon en hueso y la señora les puso las cosas claras. Javier Estrada, el presentador, aclaró que en el concurso sólo participan mayores de edad y que la hija de la señora tiene veinte años, pero el mal ya estaba hecho.

En realidad, el mal fue el programa en sí. Cuando empecé a leer sobre el experimento, innovador y nacido en el laboratorio de ideas de la cadena, pensé que estaría mejor, la verdad, pero el directo de ayer fue sorprendentemente pobre, pese a la cantidad de dinero que pensaban repartir y las prometedoras promociones, mucho más interesantes que el resultado final.

Un plató soso, con cinco puertas digitales donde se podía ver la imagen en directo de los reporteros. Javier Estrada más tieso que una vela, atado al teleprompter y sudando la gota gorda. Problemas con las conexiones y con el retardo habitual que hacía que las conversaciones entre el plató y las casas fueran diálogos para besugos. Reporteros entusiastas a más no poder, entrando a saco en las casas. Gente sorprendida que, sin casting, no terminaba de dar lo necesario en un programa de televisión. En la idea original los participantes tenían que hacer una especie de prueba y eso lo cambiaron por un discurso de treinta segundos en los que tenían que explicar por qué debían ganar ellos el premio. Treinta segundos casi desperdiciados porque la gente no tenía palabras. Durante los doce minutos de las votaciones se dedicaron a enseñar las neveras del personal. Y el premio se lo llevó el que era previsible, un chico que vivía con sus padres, todos en el paro.

Lo mejor fue la duración del programa, apenas media hora. Si hubiese sido más largo, el batacazo de audiencia podría haber sido fatal. Pueden mejorarlo y en sucesivas semanas pueden arreglar el despropósito, pero las preguntas de Estrada del tipo “que es lo que más te gusta de lo que hay en la nevera”, para rellenar, eran tristes, tristes, y los problemas con los que se han encontrado esta semana son de difícil solución. Veremos en qué queda Rico al instante, el primer reality de fortuna según ellos. A veces la frase de “los experimentos, con gaseosa”, es tremendamente concluyente.


Publicado enAntena 3, Concursos, Productor, Reality, Televisión Tagged: Javier Estrada, Rico al instante, Vídeos

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